Julio de 1898, los Estados Unidos invaden una provincia autónoma, la siempre fiel Isla de Puerto Rico, un territorio cuya población se profesaba española. La Navy poseía una superioridad abrumadora, pero el cuerpo expedicionario desembarcado tenía unas fuerzas comparables a las tropas de guarnición del Ejército de Puerto Rico. Durante los veintitrés días que duraron los combates, la Army, sin hallar resistencia, ocupó la mayor parte de la isla. Aquí no se pudo alegar que los barcos fueran de madera, ni que los cañones no alcanzaran. No hubo Don Quijotes rompiendo sus lanzas contra los molinos de viento. La disculpa fue que hubo contubernios, maquinaciones que dirimían el resultado de las operaciones lejos de los campos de batalla, en fin, este confuso episodio de la historia de España ha convenido conservarlo en la oscuridad.
21x15. Rústica. 220 páginas. Ilustraciones en b/n.
