Letonia nació como estado independiente en 1918, tras una lucha sin cuartel contra los bolcheviques rusos y las unidades alemanas que habían quedado en territorio báltico por orden de los aliados. En 1940, tras 22 años de independencia, la URSS invadió el páís e impuso un gobierno títere durante un año. La Operación «Barbarroja» llevada a cabo por la Wehrmacht en junio de 1941, expulsó a los soviéticos de Letonia y del resto de repúblicas bálticas e hizo concebir la esperanza de recuperar la libertad perdida. En los siguientes cuatro años, miles de letones se enrolaron en la lucha contra el comunismo soviético, con la idea de recuperar la independencia y la libertad perdidas, combatiendo en los pantanos del Volchov, en Curlandia, en Pomerania y en la misma Alemania, hasta mayo de 1945. Fueron más de 100.000 los letones que lucharon en la mayor conflagración mundial de la historia, integrados en las filas del ejército alemán, pero con el firme objetivo de no volver a sufrir en sus carnes la experiencia comunista. Lucharon y perdieron, y hubieron de pasar otros 43 años para que los sueños de libertad del pueblo letón se vieran cumplidos.